El índice de desarrollo humano (IDH) fue creado en 1990 por las Naciones Unidas en su programa para el desarrollo y analiza tres elementos que son: el PIB per cápita en dólares constantes y ajustados a la paridad del poder adquisitivo, esperanza de vida al nacer y el nivel cultura. Esto fue creado para que no solo nos centráramos en el crecimiento económico y analizar también a las personas y sus capacidades.
La medición del IDH esta expresado en una escala del 0 al 1. El IDH es elevado cuando esta por encima de 0,8, medio entre 0,5 y 0,8 y bajo menor a 0,5. La búsqueda del progreso humano va más allá de las cifras económicas, también midiendo aspectos fundamentales del bienestar humano reflejando la realidad completa de la vida de las personas: salud, educación y estándar de vida.
El IDH incorpora el ingreso per cápita entre sus elementos reconociendo la importancia del acceso a recursos financieros para el bienestar individual y colectivo.
El índice de desarrollo humano se basa principalmente en tres indicadores:
En primer lugar la esperanza de vida al nacer, este indicador mide la expectativa de vida de una persona al nacer. Cuanto mayor sea la esperanza de vida, mejor será la puntuación en este indicador.
En segundo lugar la educación, La educación es la clave del desarrollo, el conocimiento además de liberar impulsa el desarrollo humano. El IDH considera la expectativa de años de escolaridad y la duración media de la educación para evaluar el acceso y la calidad de la educación, reconociendo que una población educada es una población empoderada.
Por último el tercer el IDH incorpora el ingreso per cápita entre sus elementos reconociendo la importancia del acceso a recursos financieros para el bienestar individual y colectivo. Ingreso Nacional Bruto (INB) per cápita, este indicador refleja el ingreso promedio de los ciudadanos de un país, ajustado según la paridad del poder adquisitivo (PPA) para tener en cuenta las diferencias en el costo de vida y la inflación.
El IDH combina estos tres indicadores para proporcionar una medida general del desarrollo humano.
El IDH está constante reproducción. Al analizar su evolución a lo largo del tiempo, se revelan tendencias, desafíos y triunfos. Este enfoque dinámico permite a los formuladores de políticas adaptarse y mejorar, dirigiendo el rumbo hacia un desarrollo más equitativo y sostenible.
Sin embargo, el IDH también tiene críticas. Algunos argumentan que la medición aún no captura completamente la complejidad del bienestar humano, ignorando factores l. A pesar de estos desafíos, el IDH sigue siendo una herramienta valiosa para evaluar y comparar el desarrollo humano a nivel global.
En última instancia, el Índice de Desarrollo Humano no es simplemente una cifra; es una narrativa sobre la calidad de vida en el planeta. Al mediar el bienestar económico, el IDH ofrece una visión más exacta del progreso humano, recordándonos que la verdadera riqueza de una sociedad reside en la salud, la educación y la prosperidad compartida. Este índice nos invita a reflexionar no solo sobre cómo estamos avanzando, sino hacia dónde queremos dirigirnos en nuestro viaje hacia un futuro más humano y sostenible.
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